Aquí se expone que la raíz del sufrimiento y la violencia es la pérdida de un sentido trascendente de la vida. Este sentido no es externo, sino que se aloja en la interioridad de cada ser humano. Un sistema de creencias y valores obsoletos para el mundo global, está impidiendo que la mirada del ser humano acceda a esa zona de la profundidad de la conciencia. Ese sistema de creencias valora y justifica el sufrimiento, la violencia, el resentimiento y la culpa; además considera al ser humano como un ser natural incapaz de cambiar su estructura mental y de la sociedad en que vive. Para modificar este núcleo de creencias nihilistas, es necesaria una experiencia que despierte una nueva espiritualidad. Para facilitar el acercamiento a esa vivencia es que proponemos este camino de la reconciliación.